Los ratones son animales pequeños pero muy traviesos y con un apetito voraz. Les encanta buscar comida en cualquier lugar, por lo que es importante mantener los alimentos almacenados de forma segura.
Alimentos grasos y dulces son los favoritos de los ratones, ya que les proporcionan mucha energía y son fáciles de digerir. El chocolate, la mantequilla de maní y las nueces suelen ser su debilidad.
Además, los cereales y granos secos son otro platillo irresistible para los ratones, ya que les proporcionan una buena cantidad de carbohidratos que les mantienen activos. El maíz, el trigo y el arroz son muy atractivos para ellos.
También les encantan las frutas frescas y los vegetales, especialmente si están en un estado de madurez avanzada. Las manzanas, las zanahorias y los plátanos suelen desaparecer rápidamente si los ratones tienen acceso a ellos.
Los productos procesados como galletas, pan y papas fritas son otros alimentos muy atractivos para los ratones. Su alto contenido en calorías y su fácil accesibilidad los convierten en un manjar irresistible para estos roedores.
En resumen, los ratones no son muy exigentes a la hora de elegir su comida favorita. Les gusta todo lo que pueda satisfacer su hambre y les proporcione la energía necesaria para sus travesuras diarias. Por eso, es fundamental mantener la cocina y despensa bien cerradas y limpias para evitar atraer a estos intrusos no deseados.