La desratización es un proceso crucial para mantener los espacios libres de roedores que pueden transmitir enfermedades y causar daños estructurales.
En primer lugar, es importante identificar las señales de la presencia de roedores, como heces, rastros de mordeduras o sonidos en las paredes.
Luego, se debe realizar un plan de desratización que incluya la colocación estratégica de cebos y trampas, así como la eliminación de fuentes de alimento y refugio para los roedores.
Es fundamental que la desratización sea realizada por profesionales capacitados, ya que el uso incorrecto de productos químicos puede ser peligroso para la salud humana y el medio ambiente.
En conclusión, la desratización es un proceso clave para garantizar la salud y seguridad en los espacios habitados, y su implementación adecuada y oportuna es fundamental para prevenir problemas futuros.