Ser fumigador no solo requiere conocimientos en productos químicos, sino también habilidades en el manejo de equipos de protección personal.
La formación académica en biología, química o agronomía es fundamental para comprender el comportamiento de las plagas y los métodos de control.
La destreza en identificar infestaciones, evaluar la gravedad de la situación y determinar el tratamiento adecuado son aspectos clave en este trabajo.
Además, la paciencia, la meticulosidad y la atención al detalle son cualidades esenciales para garantizar la efectividad en la aplicación de los tratamientos.
En resumen, ser fumigador demanda un equilibrio entre conocimiento técnico, habilidades prácticas y cualidades personales para brindar soluciones eficaces en la lucha contra las plagas.